CONTRA INTERNET
Tanta pavada junta es insoportable. Internet se ha convertido en un gran lugar para la pavada. Facebook de hecho, es el lugar ideal para la opinión sin fundamento, la reacción apurada, la visión estúpida de las cosas que se suponen importantes. También Twitter, y los blogs, hasta las páginas que tienen los horarios del cine y del teatro se han convertido en lugares disponibles para esto en su zona de comentarios.
Lamentablemente internet es la prueba de que un mundo en el que todos podemos opinar y decir lo que se nos ocurra sobre lo que nos plazca no es útil de ninguna forma. Y esto va más allá de si vale una opinión o si no, y más allá de la capacidad o no del que escribe de entender las cosas, porque prestarse al comentario fácil es entregarle el alma al mundillo internet, y al mundillo internet no le importa saber lo que pasa, no le importa entender la vida ni nada, le importa figurar, ser un poco más visible y resumir las cosas sin criterio alguno. Reducir –de hecho- ideas a unas pocas palabras que den una visión de lo que pensamos y lograr que a la mina que nos gusta le parezca divertido.
Mil veces hemos escuchado decir que internet esta bueno porque es donde todo el mundo tiene un lugar para expresarse. Lo que
internet no enseña, lo que en internet no tiene lugar, es la humildad de entender que no somos capaces de decir ciertas cosas, que no podemos opinar sobre Crimea al mismo tiempo que
opinamos sobre los guardas de ómnibus, sobre el aborto y damos una visión de cómo gobernar mejor el mundo. Antes ese era un espacio reservado para preadolescentes, pero enseguida los adultos se hicieron un lugar para demostrar que pueden ser igual de audaces.
Es paradójico escribir esto para una página en internet que inevitablemente se sumergirá en ese mundo. Aunque internet puede ser muy útil, en el medio uno tiene que ir sorteando estupidez tras estupidez y en el fondo intentar vislumbrar lo que sirve y separarlo de lo que no.
El mundo antes de internet también estaba lleno de tonterías. Lo que sucede es que ahora están todas juntas. Y más allá de las tonterías que abundan, están también las cosas en las que no creo, lo que no me gusta y lo que no me importa. Es como si en una biblioteca me viera obligado a tener libros de Paulo Coelho, aunque a mi no me gusta, me molesta y me deprime leer a Paulo Coelho. Es absurdo. Por eso no creo en internet. Y tal vez lo digo porque alguna vez creí. Al final es la misma mierda, la misma gente figurando y creyéndose mejor que alguno, la misma gente a la que no le importa cambiar nada, ni construir nada, ni trasmitir nada que sea útil para entender un mundo que humanamente esta aplastado. Y encima molestan, porque lo único que logran estas masas es aplastarlo un poco más.