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INFLANDO GLOBOS

UNA VISIÓN DE LOS OSCAR

Faltan unas semanas para la ceremonia de los Oscar de 2014. El que transcurre ahora es el tiempo de la gran jugada de la industria; nominadas las películas, se empiezan a exhibir compulsivamente. Luego, cuando ya se sabe quién gano y quién no, nadie va a ver las que perdieron; pero ahora, que son todas posibles ganadoras, los distribuidores se frotan las manos contentos, los nuevos afiches se llenan de estatuillas, y empiezan a aparecer los encantados con la “gran noche del cine” y los indignados que no la toleran en lo más mínimo por razones varias… y por otras cosas.

El premio

 

Es este hombre de cuerpo escultural y color dorado quien asegura ser un caballero desde el momento que Cedric Gibbons, director de arte de la famosa productora Metro Golden Mayer en 1929, además de darle forma le coloca una fina espada que sostiene con sus dos manos desde el pecho hacia sus pies. Parado sobre un rollo de película de cinco compartimentos, cada uno de estos homenajeando a los roles originales dentro del área cinematográfica: directores, actores, escritores, productores y técnicos; se consagra oficialmente, cuando el escultor George Stanley lo lleva a las tres dimensiones, como el “Caballero del Cine”. 

Desde 1939 lo conocemos mejor por Oscar, gracias a que Margaret Herrick, (eventual directora ejecutiva de la academia) le encontrara a la estatuilla un parecido con su tío quien llevaba el nombre antedicho (cuenta la posible historia).

Hablamos de Oscar, hablamos del mayor premio que se encarga de entregar la Academia de Motion Pictures, Ciencia y Tecnología de Hollywood.

Estrellas como marcas

 

En una época donde la idea de cultura universal confronta con un sentimiento masivo de búsqueda por la originalidad son las estrellas, estos seres destacados, quiénes encuentran su escenario perfecto en la difusión masiva.

Louis B. Mayer, primer presidente de la Metro Golden Mayer y productor ejecutivo, es considerado el creador del denominado “star system”. En este sistema la idea era simple: vincular cada figura a un tipo específico de género a través de los contratos con las productoras. Por ejemplo, Shirley Temple, la niña prodigio de la industria, estuvo atada a los estudios de Fox hasta que dejó de tener cuerpo de infante.

Si bien hoy el sistema es diferente, cuando vemos la cara de Julia Roberts en un afiche, sabemos que estamos ante una película romántica, que cuando pensamos en Bruce Willis inmediatamente recordamos los cortos planos y los grandes escapes y tiroteos.

Sin ir mas lejos cuando vemos la estatuilla o algo que nos recuerde a su forma, todos pensamos en la noche de celebración con la cara del tío Oscar.

La más antigua

 

En búsqueda constante de fortalecer dicha industria de películas, B. Mayer tiene en 1927 la iniciativa de crear una organización honoraria que junto con otros integrantes (36 en total) fundan: la Academia de Motion Pictures, Ciencia y Tecnología de Hollywood.

La academia que funciona en comités desde sus comienzos, fue creciendo en espacios y recaudaciones con el fin de archivar y pulir las formas y tecnologías de las películas. A través de grandes bibliotecas de documentaciones, publicaciones de libros técnicos, programas escolares y programas de entrenamiento en comunicaciones militares, giras promocionales por los Estados Unidos, y por supuesto en 1929 con la creación de esta noche de gala, la ceremonia de entrega de premios más antigua de la televisión.

Las tramas de la academia

 

Hay distintas formas de ingresar a la academia, y aquí las mencionamos para el lector que se haya estimulado y quiera dedicarse al oficio de ser un miembro. Primero los requisitos: puede ser de cualquier parte del mundo para ingresar, además debe trabajar en alguna de las áreas artísticas del cine, tener un trabajo realizado que califique dentro de las normas del “high level, quality and distintion” (alto nivel, calidad y distinción) que exige la academia, ser escritor, productor o director y tener al menos dos participaciones en alguna película dentro de los estándares de alta calidad. Si sos actor tenés que haber participado en al menos tres películas, tener determinada cantidad de años de antigüedad en el cine o haber contribuido de alguna forma a la industria (excluyendo las formas anteriores). Ahora el cómo, es muy sencillo; siendo invitado por otra persona que ya es uno de los 6.000 miembros, habiendo sido nominado o habiendo ganado algún premio.

Cómo es que una película llega a estar nominada es una trama tan pero tan intrincada, que explicarla sería una tarea muy complicada, e incluso sintetizada sería por demás extensa. A priori, cualquier película para ser tenida en cuenta por la academia debe haber sido exhibida en Los Ángeles el año anterior al de los premios del año actual y haber pedido ser tenida en cuenta previamente. Luego, la academia pide a cada miembro que envíe una lista de diez películas a postular. A partir de aquí las películas pasan por todo un sistema matemático que las termina por colocar finalmente entre las nominadas, y hablamos solamente de las nominadas a Mejor Película, los demás rubros son votados por los que ejercen cada uno (los actores votan actores, los sonidistas sonido y así sucesivamente).Otros rubros tienen especialistas. El de las animadas, el de cortometrajes, el de documentales, y el de extranjeras. Para llegar una película extranjera a la academia debe ser enviada por el país donde fue realizada. Los especialistas las ven todas (uno quiere creerlo) y ellos votan.

El icau (Instituto del Cine y Audiovisual del Uruguay) este año tenía como candidata a enviar a los premios El Bella Vista, el documental/ficción de Alicia Cano. Al momento del envío la productora de El Bella Vista no tenía para darle al instituto la copia en el formato que la academia exigía (o el icau avisó un día antes de que venciera el plazo para el envío) y finalmente se envío Anina, por ser la segunda más votada y por tener el formato debido para enviar a la academia (dcb -Digital Cinema Package)

 

 

El poder sobre el cine

 

“No hay Oscars para todos, hay que enfrentarlo” decía Santiago García en El Amante, revista de cine, Argentina.

Para nosotros que nos entendemos como plebeyos ante este caballero, pensar que los Oscar son algo así como la meca del cine es más que inocente y emitir quejas a este grupo de colegas resulta algo tendencioso.

Un Oscar en definitiva no es más que garantía de pertenecer a una forma de pensar y entender el cine con una sensibilidad a priori de confort industrial.

Las películas que trascienden los años y los tiempos, no son justamente las que pasaron por los Oscar, o no necesariamente, lo que nos lleva a entender que en realidad no son los premios más importantes y a no inflar globos al pedo.

 

Esta nota fue publicada en el número 218 del diario Periscopio, en Febrero previo a la ceremonia de los premios.

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