Phillip Seymour Hoffman.

Phillip Seymour
Hoffman.
¿Hubieramos escrito en el mes de marzo sobre Seymour Hoffman si no se hubiese muerto? Probablemente no, pero que oportuna la muerte, que a toda estrella destaca. Si no fuera por ella estaríamos ahora hablando un poco más sobre Joaquín Phoenix, con quien, casualidad, Seymour compartió elenco en The Master (2012). Hablamos de elencos, de películas, hoy estamos despidiendo a un actor, con mayúsculas dice la gran mayoría.
Mueren estrellas y automáticamente se transforman en almas puras, en personas ejemplares, pero desatan la gran controversia mediática sobre los excesos en la vida de un famoso y toda una apología de las buenas conductas.
Es por esto que recordamos una razón para escribirle, y es que no sabemos si fueron su causa de muerte, pero definitivamente los excesos fueron decisivos en la construcción vital de este hombre que interpretó en sus pocos años a más de 50 personajes.
El mal gusto es como una camisa azul en contraste con una corbata color naranja, decía Eco, el super héroe de las teorías estéticas.
Es dificil escribir sobre Hoffman sabiendo lo pedante que resultaría sin conocimiento tratar de juzgar el trabajo entero de un laburante de hollywood, tanto para destacarlo, como para desmentir sus personajes. Claro que igual no podemos dejar de mencionar la facilidad con la que este hombre se metía en la piel de personajes de orígenes tan lejanos unos de otros.










De camisa azul o corbata naranja, desde el enemigo perfecto (Owen Devian / Mision imposible III), a tontuelo fascinado con la realidad gay (Scotty J / Boggie nights), de ricachón simpático (Freddie Miles / The talented Mr. Ripley) a enfermero impotente ante la muerte (Phil Pharma / Magnolia), de exéntrico opacador de figuras como Julia Robbert y Tom Hanks (Gust Avrakotos / Charlie Wilson´s war) a lider de un movimiento desclazado (Lancaster Dodd / The master), de negligente ambicioso (Andy Hanson / Before the devil knows you´re dead) a Padre indignado (Father Brendan Flynn / Doubt), o de responsable por la interpretación de íconos de la historia del arte: (Lester Bangs / Almost famous), crítico de música, (Truman Capote / Capote), escritor de novelas. Phillip Seymour Hoffman sin ningún tipo de temor o prejuicio inetrpretó a todos ofreciendo un tipo de actuación destacada por tener como característica común la apuesta por no perder nunca la dingnidad de sus personajes.
Sin temor, sin prejuicio.
"El arte imita el acto de imitar mientras que el kitsch imita el efecto de la imitación"
Clement Greenberg / Arte y cultura

EL PROBLEMA DE REPRESENTAR ÍCONOS.

El hombre ha retratado sus vivencias desde siempre. Se ha pintado en su cotidiano, exaltado en momentos de heroísmo, se ha escrito como un loco y hasta se ha actuado en el transe de la muerte. También, toda civilización ha dejado esculpidos sus íconos, los representantes del trabajo humano mas honorable, según el criterio de cada época. Y si bien encontramos desde siempre también, diferentes estilos, fue en la antigua Grecia donde se pensaron y hasta se escibieron las fomas con que estas vivencias cotidianas o inventadas debían ser compuestas. La mímesis era esta manera griega que aseguraba la perfección de las obras según su grado de similitud con el real.
Claro que esta es ya una etapa superada, hoy la mímesis ocupa el lugar de reconocimiento, uno imita para conocer entendiendo que en un futuro la creación sera autoral y propia. El objetivo ha dejado de ser la perfección, sino la invención de una forma nueva para representar. La invención, incluso esta ligada a la tecnología. Y si existe hoy una escuela de lenguaje artístico ligada exclusivamente a las innovaciones tecnológicas, es la escuela de cine de Hollywood.
En la era de reproductibilidad técnica la importancia de la copia ya no tiene que ver con la fidelidad al objeto representado, sino con su valor industrial. Uno produce y copia en terminos cuantitativos, y por tanto a partir de esta norma de caracter más mercantil que de honor, los íconos de culto se imitan a partir de las maneras.
La representación de un faraón del egipto antíguo o de Cesar en el imperio romano, representan toda una civilización, parte de su historia y la monumentalidad que las caracterizan. Las representaciones de Capote por Hoffman o de Marilyn Monroe por Michelle Williams, o de Margaret Tatcher por Marily Streep (como ejemplos dentro de muchos otros) representan las maneras de cada ícono, sobre los que se destaca el efecto de su imágen por encima de su construcción histórica a la que aportaron estas personas. Una exaltación a partir del espectáculo que implica el intento de reproducir esa figura.
Con diferentes estratégias la industria se encarga de hacer que el actor quede frente a la cámara lo mas parecido al personaje/persona en cuestión.
Así vemos, por ejemplo, en Capote como en cualquiera de los otros casos, que el problema no radica en la interpretación. Pueden los actores presentar una actuación excelente, pero el problema de la copia no remete a ellos, sino a algo, que como explicábamos esta mas allá. Asi vemos en Capote que el resultado final de Hoffman es brillante por más que al ser contratados para la tarea de imitar, quede automáticamente limitada su capacidad de crear sobre ellos. Porque la idea es justamente mantenerse fiel a lo que la industria piensa que al público genérico va a gustarle más ver.
¿Y A VOS QUIÉN TE LLAMÓ?
Voyerismo le dicen algunos, resumidamente, al acto de espiar. En este tipo de películas parten de la premisa que la obra del autor representado ya se conoce y de que en las personas siempre existe la necesidad de concer un poco sobe los asuntos privados de cada artísta, por calmar una necesidad infantil. Y es que en realidad no sé por qué deberíamos importarnos por el cotidiano de la personalidad, si no es eso lo que ella dejó al mundo. Así, cuando vemos la representación vemos imitados sus gestos, los de sus manos, las maneras de moverse, de hablar. La repetición de frases consagradas no pueden faltar tampoco. De esta forma, por mas fiel que nos parezca a la vista, la historia creada sobre la personalidad tratada no deja de caer en "lo afectado" en la repetición de lugares comunes que aseguraran al público una y otra vez de quién estamos hablando. A partir de Capote (2005), para muchos Truman pasó de ser un novelista a una imagen pop y estereotipada de él mismo. En vez de lo que nos escribió , ahora guardaremos el "Hello, my name is Truman Capote", para el cual Hoffman tuvo que afectar e impostar su voz propia para que quedara parecida a la del Capote original.
Es que hay una cosa muy cierta, sean buenos, malos o excelentes los actores, existe una realidad que los supera y es que en definitiva no hay nada mas lejano al original que la propia copia.