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¿Quién no soñó con ser una de esas 200.000 almas paradas en Maracaná, mirando lo que pasaba en el minuto treinta y tres del segundo tiempo, justo un minuto antes de que la historia del fútbol mundial cambiara? ¿Quién no quiso estar ahí para escuchar el grito de “los de afuera son de palo” o el reproche de Míguez? Es más y puede resultar hasta paradójico, ¿Quién no quiso escuchar ese silencio penetrante que ahogó toda esperanza canarinha? El “Maracanazo”, esa historia que todos sabemos pero que nadie vivió, ese mito histórico del que todos tenemos un doctorado pero que solo uno puede hablar con propiedad: Alcides Edgardo.

 

La historia del fútbol nos dotó a todos los uruguayos de varios privilegios, pero sin duda, el más grande de todos ellos es el ser descendientes de aquellos once iluminados que lograron cambiar el destino del fútbol. Milagro que nos supuso ser portada durante años y años de los periódicos cada dieciséis de Julio, ser mito popular en el ámbito futbolero, y ante todo, milagro que nos brindó un escudo impenetrable durante sesenta y tres largos años de escaseces de cualquier tipo. Este fenómeno social incalculablemente grande puede tener una fecha de caducidad, más precisamente el trece de Julio del presente año, cuando se celebre la final del campeonato mundial de fútbol. 

 

 

Final que justamente será en el mítico estadio Maracaná, a tan solo tres días de conmemorarse el sesenta y cuatro aniversario del mayor suceso de la historia futbolística. 

Sea como sea, y pase lo que pase, el único que tuvo el relato hasta quedar afónico de Solé, el único partido que hizo quemar aquellas vayas de madera, el único que fue capaz de ahogar al quinto país más grande de todo el mundo fue y será uno… “La condena de Maracaná se paga hasta morir”.

¿Por qué públicar una opinión futbolistica sobre el Maracaná en una página  de cine? No sabemos. No tenemos idea. Nos entusiasmamos con la película y  aqui está. Se expresa aqui un uruguayo orgulloso. Y aún más orgulloso porque está de paso por Valencia en estos tiempos. Y otro uruguayo que está acá, y que entre que no sabía mucho si estar o no orgulloso de aquella victoria nos dió este dibujo. 

Lean y vayan colgando las banderas en la ventana para junio (o pelando las chauchas que es una metáfora de lo primero ¿o no?). 

 

Maracaná. 

Nota por Gabriel Skrilec 

Dibujo por Facundo Colombo 

 

COLUMNA

FÚTBOL

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