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Hay un posible rechazo inicial hacia Gravedad, y es el rechazo que se da cuando las películas tocan lugares comunes. Para empezar Hollywood. Luego Sandra Bullock y George Clooney. El hecho de que son astronautas. Que es una película sobre/de/en el espacio exterior. La NASA. En fin. Un combo que a primera vista genera un prejuicio que Hollywood se ha encargado de alimentar casi siempre. Ahora, es bueno darse cuenta de que no hay George Clooney o Astronauta capas de arruinar una buena película (George Clooney en la visión "popular", no por su capacidad como actor ni como persona. Tampoco nos estamos metiendo con el astronauta como trabajador para quedar claros), como tampoco es capas de hacerla mejor si la película es horrible. Gravedad entra en la primera posibilidad. Es una buena película.

 

Al verla en el cine uno corre con una desventaja. La calidad del sonido es muy buena, la calidad de la imagen es muy buena, el 3D no es una molestia y uno se olvida de los 15 kilos que pesan los lentes en los primeros cinco minutos, la imagen literalmente te absorbe para luego escupirte y hacerte explotar los sesos mientras, antes de que caigas y te des contra el suelo, te cincha hacia ella otra vez, te absorbe y vuelve a escupirte y a repetir lo mismo una y otra vez. Exageré (tal vez) Pero la experiencia del espectáculo fue realmente única. Ahora; ¿esto es un mérito de los accionistas del Moviecenter que invierten en grandes equipos de proyección? En una pequeña parte. Pero la responsabilidad más grande es de la película. No hay forma de que el efectismo te obligue a comerte los mocos.

 

Llamamos efectismo a todo lo que se post-produce para inventar cosas que allí no están o para “mejorar” las que están. Definitivamente Gravedad es una película hecha en función de generar una ilusión a través de los efectos especiales que implican, entre otras cosas, que uno no dude de que eso esta sucediendo, por más que en ningún momento ellos están donde dicen estar. Nadie culpa a los efectos ni a quienes los usan. Meliés lo hacia inocentemente. De hecho, una película puede tener efectos y no ser “de efectos”. “La dama desaparece” de Hitchcock; el tren en el que transcurre toda la película no se mueve en ningún momento. Hay todo un trabajo para inventar ese movimiento mediante imágenes en las ventanas, y el propio Hitchcock dijo haber tenido que ver cien veces la película entera antes de estrenarla, sin quitar la vista de las ventanas para constatar que no había ningún error que desnudara la verdad, y Truffaut también intentó lo mismo pero dijo que la trama era muy buena y que cuando quería acordar estaba pensando en la historia y hacía media hora que no miraba una maldita ventana. Osea, cualquier película puede estar bajo efectos de los efectos, sin que nadie lo sepa.                                                                              

 

Una película como Gravedad no tiene otra salida que ser “de efectos”. Su naturaleza se lo obliga y nadie puede culparla por ello. Pero yo quería hablar del 3D como efecto (teniendo en cuenta que el propio Cuarón dijo haber hecho una película para el 3D). Porque, ¿a quien le importa si tal barco no está en medio del océano realmente o sí Penélope Cruz es un poco más palidonga en la vida real? Vamos. Todo es válido  y la oreja de Blue Velvet era de goma. Si. Hay que bancársela. Tráguese las lagrimas. El cine es mentira. Lo siento. El problema del efecto 3D para mí es cuándo lo único que hace es estorbar. Y esto sucede cuando se usa con otro fin que no es serle útil a la película. Cuando no se toma en cuenta el propósito inicial y esencial de la película; es ahí cuando pasa a convertirse en un adorno molesto. Cuando su presencia no suma ni resta a lo que se quiere contar o a donde se quiere llegar.

Esto es muy evidente cuando sucede. En “Shrek Tercero” y en “Mini Espias” (las primeras veces que vi 3D hace un buen tiempo) eran una molestia, un efecto puesto a prepo, sin sentido, sin criterio, con el único fin de poder cobrar una entrada 80 mangos más cara y tener un pretexto para hacerlo (posibilidad que una rubia tetona, que a veces cumple la misma función, no da). En “Pina” de Wenders, por nombrar otra, y en “Gravedad”, es un recurso. Pina es una obra de arte y Wenders explota el 3D para casi hacerte oler y sentir lo que estas viendo (y tiene detrás del efecto una gran película, bailarines e ideas, además), y en “Gravedad” se usa para aportar al vértigo y al “estas ahí” que la película logra todo el tiempo, puntualmente haciendo que la distancia entre los ojos desorbitadísimos de Bullock girando sin rumbo en un primerísimo primer plano con la tierra detrás, se agrande terriblemente; no para que se vea “más lejos”, sino para que se sienta realmente allá lejos, inalcanzable, añorable; porque la tierra es su casa, su hogar, y ahí…el vértigo…y después PLUM!, se rompió algo, a seguir girando otra vez sin propósito. Eso sin el 3D, es exactamente la mitad de efectivo y pierde aproximadamente un 15 por ciento de sentido, pero no se pierde del todo, porque tiene una buena fotografía que se encarga de filmar durante una hora y media prácticamente la misma masa negra  y generar infinidad de espacios que van con el estado que la película demanda en cada momento sin importarle mucho más que los ojos y el rostro que tiene que filmar, teniendo en cuenta que los objetos que hay son –contados- cinco: (Clooney, Bullock, otro astronauta, la estación de turno y la tierra), metiéndose donde le place, entrando y saliendo del casco de la doctora Ryan con una facilidad increíble, acercándose, alejándose y girando en sí misma para ir a donde necesita y poniéndose de cabeza para mostrar lo que necesita mostrar.                                                              

 

Además; el sonido tiene una gran importancia y no es una arbitrariedad haberlo colocado dentro del casco de la doctora Ryan, (más allá de que por razones físicas no haya otra posibilidad salvo el casco de Kowalski (referencias a “Un tranvía…” si las hay)) porque la respiración de Bullock es desesperante. El momento en que ella logra entrar por primera vez a la nave y se saca el traje es bellísima. Y el guión no es más que conversación banal y adrenalina pura en función del ritmo vertebral, marcado por el tiempo y algunos números que implican tal o cual cosa. Por ejemplo; noventa minutos y llegan los desechos, me queda solo el dos por ciento de oxigeno, tengo dos propulsiones más para llegar y estamos lejos, e incluso al final; “diez minutos y exploto en mil pedazos o tendré una historia de la puta madre para contar”. Hasta que a veces se calman las cosas y hablan de la vida (y hay otro momento bellísimo cuando deciden ir hacia la nave rusa a buscar el vodka y a salvarse mientras amanece) Y a veces intenta tener alguna idea más y es ahí cuando falla. La conclusión de nuestra insignificancia como seres vivos es ya muy evidente (aunque se evita al menos directamente), y el final es inexplicable a toda costa.

 

Si 2001 (inevitable aunque exagerada comparación) decía que el hombre del progreso se seguiría aplastando eternamente aquí y a 100.000 años luz de la tierra, Gravedad dice que el espacio es un lugar hermoso para filmar una gran historia de amor. 

 PRINCIPAL          

A PROPÓSITO DE: 

Gravedad

Gravedad / Gravity

Año: 2013

País: Estados Unidos

Director: Alfonso Cuarón

Guión: Alfonso y Jonás Cuarón

Fotografía: Emmanuel Lubezki

Música: Steven Price

Con: Sandra Bullock y George Clooney.

YOU GOT THAT SOMETHING.

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