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A PROPÓSITO DE: 

La

Gran Aventura Lego

El desconforme.

La Gran Aventura Lego, por un par de niños.

 

Hay películas infantiles que se anuncian abiertamente como “para grandes y chicos”, porque son para niños y en definitiva porque toda persona adulta fue niña y se divierte. Quien me acompañaba en el cine cuando fui a ver Lego, tiene 15 años y está más cerca de mi adultez que de la preadolesencia, y se divierte con pocas películas y se emociona con menos. Si bien no nos fuimos decepcionados, durante la película no nos reímos más de tres o cuatro veces. Tal vez la cantidad de veces que alguien se ríe con una película no es argumento para una crítica, pero si algo hemos comprobado viendo este tipo de películas en nuestra relación de hermanos –desde que las veíamos con la edad apropiada-, es que la risa puede ser tremendamente incontenible e incluso las lágrimas. Aunque tal vez no sean la clave, es gran parte del encanto.

La Historia. Lego es la historia de Emmet, un ciudadano común que en determinado momento por una confusión es tomado como "el elegido" por un grupo de personajes que viven en mundos aparte, para escapar de la monotonía y de las reglas de su mundo que escucha en la radio una canción que dice “Todo es fantástico, todo está bien” constantemente (y que todos cantan), que ve el mismo programa de televisión con los mismos chistes día tras día (y se ríe), que siguen un montón de reglas y no se preocupan mucho por cuestionarlas. Un mundo que vive en el conformismo más básico, sospechosamente parecido al mío y al de unos cuantos conocidos de este mundo de acá.

 

Emmet entonces vendría a ser la exaltación de ese conformismo. Y cuando se cruza con este grupo de exiliados, que obviamente no lo entienden, lo suman a la búsqueda de la pieza que impedirá el plan de un tal “Presidente Negocios” de “pegar”, literalmente, a toda la población. La población son legos, y los legos una vez que se arman, si se les pone pegamento quedan así para siempre, como los puzles. La idea de este presidente es pegarlos a todos definitivamente en sí mismos y a su lugar, para no tener que complicarse más la vida con los que están siempre intentando salirse del lugar y hacer las cosas de formas diferentes y obviando las reglas.

 

(se cuenta el final) Las conclusiones de estas aristas de la historia son muy interesantes. Por ejemplo, la pieza fundamental que intentan salvar toda la película, no es más que la tapita de un pegamento. Finalmente la película devela que lo que acabábamos de ver no era más que la imaginación de un niño. Que el “presidente negocios” era una representación del padre del niño, y de alguna forma todo lo que él construyó no es más que un paralelismo de su propia realidad.

Las buenas ideas. El personaje de la chica se llama Lucy, pero ella finge todo el tiempo en llamarse “WildStyle” (Estilo Libre). Es un mérito este personaje, porque se supone que es de quien está enamorado nuestro héroe Emmet, y ni los directores ni los animadores pudieron recurrir a las curvas para hacerla más simpática (las piezas Lego son esencialmente cubos) y de todas formas lo es (se apoya en el pelo casi toda esa intención) Hay una intención muy clara por resaltar la textura de los muñecos que genera efectivamente una sensación de realismo importante. El personaje de Batman es un dark satirizado y la película demuestra que el heroísmo es más fuerza humana que súper-humana. Un viejo sabio inventa una profecía para hacer valer el empeño como herramienta de salvación. Y el héroe Emmet es, bien dicho por sus colegas de la construcción “una página en blanco”, y la película lo realza y le da condiciones de héroe, porque él en parte entiende (aunque no es capas de darse cuenta de nada) que la mejor forma de cambiar las cosas es hacerlo a través de las reglas establecidas y con esfuerzo, alguien diría "desde adentro".

Méritos y merecimientos. Lego, tiene un montón de buenas ideas, y dentro de ellas haberla animado en plan stop motion -o como un lego se movería si pudiera- es un gran acierto (que tiene aún más sentido al final). Pero el resultado no es el de un gran trabajo artesanal de animación, sino el mérito de un montón de programas de computadora (y tipos que saben usarlos) de armar ciudades enteras que “parecen hechas con piezas Lego”. No sé, a mí las computadoras no me asombran. Me asombran las películas. Lego, empieza cuando Emmet (personaje principal) abre la boca y termina cuando la cierra al final. Los recursos para contar los chistes son bajar el volumen de la música y el de todo sonido posible y ahí va: “chiste”; dicho como en un stand up y no incluido dentro de la realidad dramática que se esta representando, al mejor estilo Friends. Asombra además que todo suene con tanto volumen y tan fuerte: el agua, los pies, el viento, los gestos…todo suena, absolutamente todo de forma brutal (leáse, más música). Esto aturde y da la pauta de que tal vez es una película para niños pequeños porque se nota una necesidad de llamar la atención constante. Pocas veces se detiene en un diálogo, en una mirada o en una situación determinada, muchos menos en sentimientos o en conclusiónes. Si se detiene, es por un chiste. Toda la trama se mueve a partir de escenas de acción que se apoyan más en (de vuelta) el mérito de animadores de crear espacios espectaculares y hacer que unos cuantos personajes se muevan dentro de ellos, que en una trama cinematográfica. Toy Story, referencia innegable de las películas animadas, se apoyaba en lo segundo.

PRINCIPAL          

La Gran Aventura Lego / The Lego Movie

Año: 2014

País: Estados Unidos

Directores: Philip Lord, Chris Miller, Chris McKay

Guión: Philip Lord, Chris Miller

Animada.

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