A PROPÓSITO DE:
Her (2)

Ella y todo lo otro.
OTRAS DOS PELÍCULAS. Amelie era la historia de una chica y sus peripecias por la vida, una vida medio insulsa de donde los directores lograban sacar provecho agregando detalles cool, como un tipo que colecciona las fotos de las cabinas del metro o la obsesión de la protagonista por meter la mano en los costales de granos, cortándole el pelo a Audrey Tatou medio al estilo de Anna Karina y pintando todo el filme con los colores que las cámaras polaroid o las de rollo de antes del 80 (cuando todavía tenían las variables de forma manual) dejaban en las fotos que sacaban, pero, cometiendo el terrible error de no tener ningún tipo de justificación ya sea dramática, temática, propiamente argumental o estructural, para hacer tal cosa, y además vaciando descaradamente las psicologías de los personajes convirtiéndolos en estereotipos que hacen tal o cual estúpida cosa, dejando la razón de ser y la razón propiamente dicha reducidas a “me gustaba comer frutillas y pensar que las nubes tenían forma de conejo, y ahora soy así, medio rara”. Contaba, eso sí, con la ventaja de ser francesa (incluso hablada en francés), y esa tal vez sea la razón por la que le fue mejor que a It´s kind of a funny storie, con la cual la mitad del público al que le agradó Amelie discreparía porque todo lo anterior es asquerosamente evidente (y por la sencilla ecuación que hace al francés mucho más pintoresco que el ingles de un neoyorkino). It´s Kind of a Funny Storie, contaba con un muy buen actor como es Zach Galifianakis, y con un chiquilín (Keir Gilchrist) que tenía que poner cara de saturado (por algo, como que se quiere suicidar por algo) al que le gusta citar a Dylan, en particular una frase con un sentido que la propia canción que la incluye contradice: “Pointed threats, they bluff with scorn (…) the hollow horn, plays wasted words proves to warn, that he´s not busy born, is busy dying” (“Agudas amenazas, me engañan con desprecio (…) el cuerno hueco usa palabras baldias, destinadas a advertir que el que no esta ocupado naciendo, esta ocupado muriendo”) Con Her, pasa algo muy similar.
FILMAR NADA. Cuando veía Her, como pocas veces me sentí engañado escena tras escena. Toda la película tiene un aire de decisiones tomadas por mero capricho. Her, insiste profundamente con la vestimenta del personaje, con la decoración de los alrededores, con la iluminación, con un guión donde no hay una conversación coherente y profunda mucho menos, e insiste –o se equivoca- en filmar cosas dejando la sensación de que tendría que estar filmando otras. Sucede solo en un momento cuando casi al final Phoenix (con una labor claramente arruinada por el tono general de la película) tirado en la cama (una de ciento noventa y cinco veces anteriores) mientras su celular lo está por dejar o lo dejó ya (no es claro decirlo pues la película gira en torno a ese ida y vuelta todo el tiempo) y el contra-plano es el polvo de la cama que se ve por la luz de la ventana que está atrás. Esa tendencia de filmar “nada”, cobra sentido recién con este contra-plano, porque lo filma a él que esta hablando con Samantha (Scarlett Johansson, con una voz muy seductora y acá me rindo y digo que nunca una voz me había persuadido de tal forma en el cine, incluso cuando canta) y ella es la que debería estar ocupando ese contra-plano y en cambio hay solamente polvo (que es la mejor forma de representar la nada en el cine), y ahí entendemos lo que él ve, lo que él siente todo este tiempo amando a una computadora, amando la nada, amando polvo. Pero desafortunadamente ese plano cobra sentido por sí mismo y no por el resto de los planos ya desperdiciados.
NINGÚN FUTURO. Como posible solución se me ocurrió entender que el mundo de Her, que se plantea como un futuro no muy lejano, está tan bien combinado y bien dispuesto con el fin de hacer aún más intenso el existencialismo no justificado de Theodore (Phoenix) dando a entender que todo esta tremendamente bien (limpio, ordenado, sano, feliz, sin malos, ni perros, ni caca, ni humo, ni olores, ni grasas-trans, ni comida transgénica, ni escaleras muy largas, ni cordones muy altos, mucha ciclo vía y poca profundidad; el mundo que cualquier moderno querría) y que aún así el pobre de Teodoro no puede encontrar la paz. No es difícil pensar que allá vamos con este mundo de ahora (aunque agarrársela con la tecnología tal vez sea un poco inocente a esta altura) Pero este personaje se aleja constantemente de nuestra realidad y la gran pregunta aquí es, ¿por qué Teodoro no encuentra la paz? En un momento su ex mujer (que parece ser toda la razón de su actitud tristona) le dice que él no puede afrontar relaciones reales y que por eso está saliendo con un celular. Muy bien. Teodoro no quiere sexo porque quiere amor, pero tampoco quiere mucho amor porque no puede sostener relaciones reales. Solución; un celular. El celular resulta ser mucho más simpático de lo que esperaba, al punto de que su relación toma vuelo y se convierten en novio y novia para resumir algunas vueltas más que da la historia. En determinado momento Johansson le dice a Teodoro que esta hablando con otro tipo, que lo va a dejar un momento porque tiene que hacer no se qué. La reacción inmediata de Teodoro es estallar en celos, lo que demuestra que no es que él no acepta las relaciones reales sino otra cosa: que es un tipo profundamente intolerante, que solo es capas de estar contento en una relación cuando la otra parte en cuestión lo único que tiene para hacer es estar metida en una cajita de diez por cinco y atenderlo con solo apretar un botón, hacerle el trabajo, publicarle un libro y tener sexo sin mucho palabrerío previo. Teodoro tiene la actitud de un niño y se convierte entonces en un adulto insoportable, un soberano histérico. No es el futuro de nadie porque la película está retratando el mundo personal de un tipo que no entiende mucho de nada, con el que perdemos toda posibilidad de identificación posible, aunque se desviva por tratar de lograr todo el tiempo lo contrario, de ponerlo como un héroe, como un futuro posible y muy cercano, advirtiéndonos el daño posible, etc. De todas formas la película puede querer alejarnos o acercarnos al personaje y es válido, pero al final no hace ni lo uno ni lo otro. De hecho parece incapaz de decidirse por una de las dos opciones y opta por empezarnos a confundir de a poco.
EVITAR LA EMOCIÓN. (ojo se cuenta el final)
Casi al final, cuando Samantha le avisa que va a morir y que además es la Samantha de otros tipos con celular, la cara de Phoenix se deforma y enseguida la cámara decide filmarle la nunca, en el preciso momento en que ella deja de hablar y él y todos los que estamos viendo la película nos damos cuenta del engaño, de la gran mentira y de lo que estuvo frente a nosotros todo el tiempo y no fuimos capaces de ver. ¿Por qué evitar la emoción entonces? Y tal vez la cuestión es que no hay tal cosa como una emoción real. Y ahí se podría justificar el mal trabajo de un muy buen actor como Phoenix: llorar por nada, reír por nada. Es muy notoria la falta de razón de casi todas las reacciones. Tal vez el único acierto de esta película sea Scarlett Johansson, que logra cautivar teniendo en cuenta que su papel es un celular. Aunque como el afiche anuncia que ella es la voz, uno la escucha y la ve al mismo tiempo, entonces el merito es discutible. Pero parece ser la única que logró saltear el tono de una película que no sabe cómo decir lo que no tiene para decir, a través de personajes que no son capaces de pensar más allá de “me gustan las frutillas”, y en el medio se da el lujo de hablar del futuro sin entender muy bien el presente.
Ella / Her
Año: 2013
País: Estados Unidos
Director: Spike Jonze
Guión: Spike Jonze
Música: Arcade Fire, Owen Pallett
Con: Joaquin Phoenix, Scarlett Johansson, Amy Adams y Rooney Mara
Her es una pésima película. Cuenta con la ventaja exclusivamente marketinera de parecer una película diferente, aunque lo es o lo pretende ser solamente desde el punto de vista estético, porque a nivel de contenido no es diferente al de otras películas “de entretenimiento”. Recuerda a Amelie (2002) y a otra que se llamó It´s Kind of a funny storie (2011, sin estreno en Uruguay), y pasó alguna que otra vez más desde que el cine es cine.